lunes, 13 de agosto de 2012

Poemas de amor

¡Ah!, ojalá puedas apresurarte hacia tu amante,
como una gacela macho que huye en el desierto.
Sus pues están heridos y sus miembros cansados,
el temor habita en su pecho.

Los cazadores la persiguen, los perros la rodean,
el polvo que levanta la esconde.
Un reposo le parece una traba
y elige como camino el río.

¡Ah!, ojalá puedas alcanzar mi refugio,
antes que tiempo haya de besar cuatro veces tu mano.
Buscas el amor de tu amada,
Pues la Dorada te la ha destinado, ¡oh amigo mío!
 :)

La única, la amada, la sin par,
la más bella del mundo,
mírala, parece el lucero del año nuevo,
en el umbral de una bella anualidad.

Aquella cuya gracia brilla, cuya piel resplandece,
tiene ojos de claro mirar,
y labios de dulce hablar.
Palabra superflua alguna, jamás le oirás pronunciar.
Ella, la del cuello largo, la del pecho luminoso,
posee una cabellera de lapislázuli hermoso.
Sus brazos sobrepasan el resplandor del oro,
Cada uno de sus dedos es como un cáliz de loto.

La de la cintura lánguida y las caderas finas,
cuyas piernas preservan la belleza,
cuyos andares están llenos de nobleza,
cuando pone los pies sobre la tierra,
con sus besos me arrebata el corazón.

Hace que todos los hombres
Se vuelvan a contemplarla.
Y a aquel a quien saluda, hace sentir feliz.
Pues entre los muchachos el primero se cree así.
Cuando de su morada sale,
uno cree ver a Aquella que es única.

(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)

Con su voz, mi amado turbó mi corazón,

y me ha dejado presa de la languidez.

Vive junto a la casa de mi madre,

y en cambio no sé cómo ir hasta él.

¿Acaso, en mi aventura, podría mi madre ser buena?

¡Ah! Pues me iré a verla.

Mira, mi corazón rehúsa pensar en él,

incluso cuando su amor me arrebata.

Mira, es un insensato,

Pero yo me lo parezco.

No conoce mi deseo de tomarlo entre mis brazos.

No sabe que hasta mi madre por él he caminado.

Amado mío, ¡ojalá Dorada
a ti me haya destinado!

Ven a mí, que vea tu belleza,

que padre y madre felices sean,

que los hombres todos te festejen,

oh amado mío, y te celebren.


(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)
 
Siete días llevo a mi amada sin ver.

Y sobre mí se abate ya la languidez.

Mi corazón se hace pesado.

Hasta mi vida he olvidado.



Cuando los médicos a mi casa vienen,

Sus remedios no me sanan,

Los magos expediente no hallan,

No se descubre mi enfermedad.



Pero si me dicen: “Mira, ella está aquí”,

Pronto vuelvo e mí

Su nombre es lo que me reconforta.

Las idas y venidas de su mensajero

Mantienen a mi corazón eterno.



Mi amada es para mí el mejor de los remedios,

Para mí es más que un formulario,

Su venida es mi amuleto,

recobro la salud cuando la veo.

Cuando abre los ojos, mi cuerpo de nuevo es joven.

Cuando habla, me hace fuerte.

Cuando la tomo en mis brazos, aparta de mí todo mal.

Ahora de mí se ha alejado, siete días hace ya.
(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)




Mi corazón contemplar su belleza esperaba

cuando en su morada sentada me encontraba.

Allí encontré a Mehi, que en su carroza pasaba,

rodeado de sus jóvenes muchachos.



No sé cómo evitarlo.

¿Pasaré junto a él sin saludarlo?

Ya el río se me aparece como un camino,

Pues no sé adónde mis pasos dirigir.



Cuán ignorante eres, corazón mío.

¿Por qué quieres pasar junto a Mehi sin hablarle?

Claro, si paso cerca de él,

le revelaré mis sentimientos.



“Mira, soy tuya”, le haría comprender,

pero él gritará mi nombrey me entregará a la casa

de uno de esos que le siguen.


(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)
 
"Si vas a la alcoba de tu amada
Cuando ella está sola sin nadie
Puedes hacer lo que desees con el cerrojo
Las cortinas volaran
Cuando el cielo se venga abajo con el viento
Pero no se llevara su fragancia
Cuando ella te ofrezca su abundancia de aroma
Intoxicando todo cuanto esté presente"




"Cuando la abrazo
Y me abre sus brazos
Me siento como un hombre en el país del incienso
Que está sumergido en perfume"



Asi ha llegado el momento de preparar el lecho.
Servidor, te digo:
Pon lino para su cuerpo,
un lecho para ella de lino real.
Estate atento a usar lenceria bordada,
esparcida de esencias perfumadas
 Pasé por la cercanía de su casa.

Encontré la puerta abierta.

Mi hermano estaba en pie al lado de la madre,

Todos sus hermanos y hermanas estaban con él.

Su amor ha capturado el corazón de cuantos pasaban por el camino.

¿Qué perfecto galán que no tiene igual, un “hermano” que es una naturaleza escogida!

ME miró cuando pasaba.

Estaba sola para regocijarme

Cuánto se alegra mi corazón en el júbilo,

Porque mi “hermano” me ha visto.

Quiera dios que tu madre conozca mi corazón.

Vendría a visitarme.

¿Oh, Núbit, métele esa idea en el corazón!

Corro a mi hermano y lo olfateo

Delante de sus acompañantes.”



Pap. Harris 500 cantos de amor IV, 2,. V 3
 En el canto de amor anterior, cuando dice ella que "olisquea" a su amado, esta es la explicación:

Los egipcios daban un beso con la nariz y no con los labios como hacían los griegos y como harían ellos mismos, por imitación, en la baja época.



 El amor que por ti tengo se derrama por mi cuerpo,

como la sal se funde en el agua,

como la manzana se impregna de grasa aromática,

como el licor se mezcla al vino.



¡Ah!, ojalá puedas tú apresurarte,

para ver a tu amada,

como un caballo en el campo de batalla,

como un toro que corre hacia su forraje.



El cielo regala su amor,

como una llama prende la paja,

como una vela atrae al halcón.


(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)

Adoro a la Dorada,
alabo su majestad,
celebro a la señora del cielo,
canto las alabanzas a Hathor, y la gloria de la dama soberana.

Le imploré; ella atendió mi plegaria
y me envió a mi señora.
Ella vino para verme,
Y así algo grande me adivino.

Me regocijé, me entregué al júbilo, sentí la plenitud,
cuando me fue dicho: “Mira, hela aquí”.

Ahora bien, ante ella que avanzaba, los jóvenes se inclinaban,
con gran amor hacia ella.

A mi diosa hice un voto;
pues ella me dio la amada
a lo largo de tres días, tras habérselo rogado.
Hace ahora cinco días que me ha abandonado.
(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)



¡Ah!, ojalá fuese yo quien lava sus vestidos
durante un mes entero.
Pues sería feliz con lavar el aceite
que impregna sus vestidos;

podría ocuparme de su ropa,
y ella me reprendería o me haría cumplidos.



Su esposa, querida de su corazón,
ama de su casa, de carácter encantador,
aquella a quien el universo entero dice: “Sé bienvenida, bienvenida”.
Su esposa amada, soberana de gracia, dulce de amor,
la de la boca exquisita, la palabra amable,
aquella cuyo consejo es excelente para componer los escritos;
todo lo que de sus labios salía era como una obra de la Verdad;
una mujer perfecta, muy honrada en su ciudad,
la que tendía la mano a todos,
la que decía lo que está bien, y repetía lo que se ama,
la que hacía lo que aman todos,
a cuyos labios ningún mal acudió,
la que todo el mundo ama, Renpet-Nefert.
(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)



La dulce, dulce de amor, Mutirdis, sacerdotisa de Hathor.
La dulce, dulce, de amor, dice el rey Menkheperre.
La dulce soberana, dicen los hombres.
La soberana del amor, dicen las mujeres.
La hija del rey, dulce de amor,
es la más bella de las mujeres.
Una doncella como nadie ha visto igual.
Su cabellera es más oscura que la oscuridad de la noche,
que las uvas, que los frutos de la higuera.
Sus dientes están mejor alineados que los granos de…
Sus senos se elevan, firmes, sobre su pecho
.
(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)



Si se unieran nuestras manos,

recuperaría tu amor.

¡Oh, corazón mío, te ruego!

Si mi amor no viene a mí esta noche,

sería como un muerto en la tumba. Rolling Eyes


del Papiro harris





¿Te vas porque los alimentos te vienen a la mente?
¿Eres hombre a quien conduce el vientre?
¿Te levantas a causa de tus vestidos?
¡Seré la dueña de un pedazo de lino!

¿Te vas porque tienes hambre?
¿Te alejas porque tienes sed?
¡Toma mi pecho!
Su contenido te será sobreabundante.


Amor mío, oh tú a quien amo,
tu amor es mi deseo.
Todo está listo para ti,
y te digo: “Esto es lo que hay hecho”.

Vine a cazar pájaros:
en una de mis manos tenía la trampa,
y en la otra la red,
con el bumerang.

Todos los pájaros de Punt [5] toman tierra
en el país de Egipto, perfumados de mirra.
El que llegó primero
se llenó mi cebo.

Su perfume viene de Punt,
sus garras están llenas de esencias balsámicas;
por amor hacia ti, lo dejaremos volar,
y así estaremos a solas.

He obrado de modo que oyeras el lamento
de mi bello perfumado de mirra,
mientras esperabas, allí, cerca de mí,
y yo preparaba mi trampa.

Ir a los campos es delicioso
Para quien es amado.
(Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)
 Oh mi amado, mi esposo, mi amigo,
oh gran sacerdote,
no te canses de beber y comer
de estar ebrio y de amar.

Da una bonita fiesta.
Día tras día obedece a tu corazón,
y no lo sumas en penas.
¿Qué son los años que no se pasan en la tierra?

Occidente es un país de sueño y de profundas tinieblas;
el lugar donde viven quienes un día se fueron,
y que ahora reposan en sus sarcófagos.

No se despiertan para ver a sus hermanos.
No ven ni a su padre, ni a su madre,
sus corazones olvidan a sus mujeres y a sus hijos.

El agua de la vida, de la que todas las bocas se nutren,
para mí es la sed.
Pues va hacia quienes están en la tierra.
La sed es mi parte.

El agua está cerca de mí,
y no sé dónde está,
Desde que viene a este valle.

Dame a beber agua corriente.
Dime: “Que tu majestad no esté lejos del agua”.
En la orilla, vuelve mi rostro hacia el viento del norte.
¡Ah, haz que en su dolor, mi corazón se refresque!

En cuanto a la muerte, un nombre tiene: “Ven”.
Todos los a ella llamados,
hacia ella van sin tardanza.
Sus corazones se espantan, pues la temen.

No existe dios u hombre que la vea,
y sin embargo alcanza a mayores y chicos.
No hay quien pueda apartar su designio,
ni de sí mismo, ni de sus seres queridos.

A la madre arranca el hijo,
con más gusto que al anciano
Carta de un viudo a su difunta esposa

Al alma perfecta Ankh-iri:

¿Qué has hecho contra mí para que me encuentre en las enojosas circunstancias en las que me encuentro? ¿Qué he hecho contra ti? Has levantado la mano contra mí, cuando no he hecho nada malo para contigo, desde el tiempo en que era tu esposo hasta este día. ¿Qué he hecho contra ti que deba disimular? Sin duda, después de lo que has hecho, me quejaré de ti. (¿Qué he hecho contra ti?) Llevaré mis quejas contra ti ante los dioses de Occidente, y sobre el texto que he compuesto y escrito, se nos juzgará, a ti y a mí.

¿Qué he hecho contra ti? Te tomé como esposa cuando era un hombre joven; estuviste conmigo mientras cumplía mis diversas funciones. Estuviste conmigo y no te rechacé ni hice que tu corazón se encolerizara. Así actué mientras fui un hombre joven que ocupaba altos cargos junto al Faraón (Vida, Salud, Fuerza), sin rechazarte, diciéndome: “Siempre ha estado cerca de mí”.

Y todo lo que adquiría y todo lo que a mí venía, por amor a ti, no lo tomaba, diciéndome: “Actúo según tu deseo”. Mira, puesto que no dejas en paz a mi corazón, te voy a poner en pleito, de modo que se distinga el bien del mal.

Mira, mientras instruía a los soldados del Rey (Vida, Salud, Fuerza) y formaba a la caballería, venían a arrojarse al suelo ante ti y te traían todo tipo de cosas buenas, y las depositaban ante ti.

Nada te oculté en los años que viviste; no permití que te faltara nada ni te hice sufrir en modo alguno, lo que hacía siendo tu amo, y nunca descubriste que te hubiese engañado a la manera de un campesino que entra en casa ajena. No permití que nadie me robara lo que te debía: se entregaba donde tú estabas. Y cuando ya no pude salir según mi costumbre, no obstante todo te procuré, tal como lo hace un hombre de mi condición cuando se halla en su casa: tu aceite, tu pan, tus vestidos; te los traían, no los hice llevar a ningún otro sitio… No te he engañado.

Mira, no reconoces todo el bien que te he hecho: te escribo para darte a conocer lo que haces. Cuando estabas enferma, con esa enfermedad que te acosó, te envié el mejor médico, que te cuidó e hizo todo cuanto le pediste.

Y cuando acompañé al Rey (Vida, Salud, Fuerza) y partí hacia el sur, y te encontraste en ese estado que fue el tuyo, pasé ocho meses sin comer ni beber, tal como es costumbre entre los humanos. Cuando finalmente llegué a Menfis, solicité un permiso al Rey (Vida, Salud, Fuerza) y me dirigí a donde tú estabas. Lloré mucho con la gente delante de mi casa. Entregué lino y tela para embalsamarte; hice hilar mucha tela, no escatimé en nada de lo que es bueno, para que todo te fuera hecho. Mira, tras esto viví tres años en soledad, y no me volví a casar, a pesar de ser conveniente que un hombre de mi condición lo haga. Mira, así obré por amor a ti; pero he aquí que no sabes discernir el bien del mal; seamos, pues, juzgados. Y mira, de las mujeres de la casa, con ninguna me casé.
Cantos de amor del antiguo egipto.trad; B.Folch, editor Olañeta)

lamentos fúnebres de plañideras



Su hija Baba grita:
¡Adónde vas, padre mío!
Su hija Iah-hotep grita:
¡Hacia quién debo ir, oh, padre mío!
Nehi, su esposa única y amada dice:
¡Adónde, pues, debo ir sin mi señor!




Tú enriqueces mi corazón y haré por ti todo lo
Que desees cuando esté sobre tu pecho.
El deseo de ti entorpece mi vista:
Al verte, brillan mis ojos.
Yo me estrecho junto a ti cuando veo
Tu amor, hombre, gran dueño de mi corazón.
¡Qué bella es mi hora! Ojalá pudiese durar para mí la eternidad. Cuando duermo contigo,
exaltas mi corazón;
pero me entristezco si te alejas de mi.

Adoro a la Dorada,
alabo su majestad,
celebro a la señora del cielo,
canto las alabanzas a Hathor, y la gloria de la dama soberana.

Le imploré; ella atendió mi plegaria
y me envió a mi señora.
Ella vino para verme,
Y así algo grande me adivino.

Me regocijé, me entregué al júbilo, sentí la plenitud,
cuando me fue dicho: “Mira, hela aquí”.

Ahora bien, ante ella que avanzaba, los jóvenes se inclinaban,
con gran amor hacia ella.

A mi diosa hice un voto;
pues ella me dio la amada
a lo largo de tres días, tras habérselo rogado.
Hace ahora cinco días que me ha abandonado.


Carta de un viudo a su difunta esposa

Al alma perfecta Ankh-iri:

¿Qué has hecho contra mí para que me encuentre en las enojosas circunstancias en las que me encuentro? ¿Qué he hecho contra ti? Has levantado la mano contra mí, cuando no he hecho nada malo para contigo, desde el tiempo en que era tu esposo hasta este día. ¿Qué he hecho contra ti que deba disimular? Sin duda, después de lo que has hecho, me quejaré de ti. (¿Qué he hecho contra ti?) Llevaré mis quejas contra ti ante los dioses de Occidente, y sobre el texto que he compuesto y escrito, se nos juzgará, a ti y a mí.

¿Qué he hecho contra ti? Te tomé como esposa cuando era un hombre joven; estuviste conmigo mientras cumplía mis diversas funciones. Estuviste conmigo y no te rechacé ni hice que tu corazón se encolerizara. Así actué mientras fui un hombre joven que ocupaba altos cargos junto al Faraón (Vida, Salud, Fuerza), sin rechazarte, diciéndome: “Siempre ha estado cerca de mí”.

Y todo lo que adquiría y todo lo que a mí venía, por amor a ti, no lo tomaba, diciéndome: “Actúo según tu deseo”. Mira, puesto que no dejas en paz a mi corazón, te voy a poner en pleito, de modo que se distinga el bien del mal.

Mira, mientras instruía a los soldados del Rey (Vida, Salud, Fuerza) y formaba a la caballería, venían a arrojarse al suelo ante ti y te traían todo tipo de cosas buenas, y las depositaban ante ti.

Nada te oculté en los años que viviste; no permití que te faltara nada ni te hice sufrir en modo alguno, lo que hacía siendo tu amo, y nunca descubriste que te hubiese engañado a la manera de un campesino que entra en casa ajena. No permití que nadie me robara lo que te debía: se entregaba donde tú estabas. Y cuando ya no pude salir según mi costumbre, no obstante todo te procuré, tal como lo hace un hombre de mi condición cuando se halla en su casa: tu aceite, tu pan, tus vestidos; te los traían, no los hice llevar a ningún otro sitio… No te he engañado.

Mira, no reconoces todo el bien que te he hecho: te escribo para darte a conocer lo que haces. Cuando estabas enferma, con esa enfermedad que te acosó, te envié el mejor médico, que te cuidó e hizo todo cuanto le pediste.

Y cuando acompañé al Rey (Vida, Salud, Fuerza) y partí hacia el sur, y te encontraste en ese estado que fue el tuyo, pasé ocho meses sin comer ni beber, tal como es costumbre entre los humanos. Cuando finalmente llegué a Menfis, solicité un permiso al Rey (Vida, Salud, Fuerza) y me dirigí a donde tú estabas. Lloré mucho con la gente delante de mi casa. Entregué lino y tela para embalsamarte; hice hilar mucha tela, no escatimé en nada de lo que es bueno, para que todo te fuera hecho. Mira, tras esto viví tres años en soledad, y no me volví a casar, a pesar de ser conveniente que un hombre de mi condición lo haga. Mira, así obré por amor a ti; pero he aquí que no sabes discernir el bien del mal; seamos, pues, juzgados. Y mira, de las mujeres de la casa, con ninguna me casé.


Fuente: Siegfried Schott
edicion española J. de Olañeta

La hermana pasa el día debajo de mis ramas,
junto asl hermano,
ebria de vino de uva y granada,
por la fragancia de la resina, bañada.
( íbidem , rº 16, 21 y ss.)

Cuando la beso y separa los labios,
¡Grande es mi alegría!
Pese a no haber probado la cerveza.
(vaso Cairo 25218 + IFAO 1266 , línea 16)
Mi corazón palpita precipitadamente
Cuando pienso en mi amor por ti
Él no me permite actuar como una persona
brinca en su sitio.
No me permite vestirme,
Ni envolver mi pañuelo a mi alrededor;
No me pinto los ojos,
Ni tan siquiera estoy ungida.
"No esperes, ve hacia allí" me dice,
tan pronto como pienso en él;
Mi corazón, no actúes tan estúpidamente,
¿Por qué te haces el tonto?
Permanece quieto,
El hermano viene hacia ti
Y muchas personas te observan
No dejes que la gente diga de mí:
"¡Una mujer ha fracasado en el amor!"
Permanece tranquilo cuando pienses en él,
¡Mi corazón, no palpites!
Quien guste del campo,
se halla en el país de La Dorada.
Que le traigan agua, a quien le gusta beber.

¡Ah, no se ha hartado de lágrimas!
Mi corazón no deja de llorar.
Está acostado y se vuelve un cadáver,
como si fuera a abandonar la tierra.

Se va y aflige a las dos viudas.
¡Háblame, Osiris, yo soy Isis!


-----


¡Ah mi señor, ahora estás cerca de mi!
Hoy te veo: tu perfume es el de Punt.
Las damas te desean la bienvenida.
Todos los dioses juntos se regocijan.

Regresas a tu mujer.
Su corazón late de amor por ti.
Te toma en sus brazos. No estás lejos de ella.
Es feliz al ver tu belleza

__----


Siete días llevo a mi amada sin ver,
Y sobre mi se abate ya la languidez.
Mi corazón se siente pesado
Hasta mi propia vida he olvidado.

Cuando los médicos me vienen a sanar.
Suus remedios no me curan,
Lo magos no hallan remedio
No se descubre mi enfermedad.

Pero si me dicen: “Mira, ella está aquí”,
Pronto vuelvo en mí
Su nombre es lo que me reconforta,
Las idas y venidas de su mensajero
Mantienen a mi corazón eterno.

Mi amada es para mi el mejor de los remedios,
Para mi es más que un formulario,
Su venida es mi amuleto,
Recobro la salud cuando la veo.
Cuando abre los ojos,
Mi cuerpo de nuevo es joven.
Cuando habla, me hace fuerte.
Cuando la tomo en mis brazos, aparta de mi todo mal.
Ahora de mi se ha alejado, siete días hace ya.
Ir abajo
 
-----


Oh, dios mio,mi amigo
cuanto me gusta sumergir mi cuerpo
bañarme delante de tí.
Que mi belleza se deje ver
envuelta en mi tunica de finisimo lino real
cuando la tela esta empapada.
Penetro en el agua contigo.
Cuando salgo voy hacia tí
llevando en la mano un pececito encarnado
esplendido como una joya entre mis dedos.
!Ah! ven, mirame."

La contestación del galan resulta igualmente...acuatica, lo que no resulta extraño en un país que ha hecho del Nilo un dios.

"el amor de mi hermosa esta en la otra orilla.
Un brazo del río nos separa;y el cocodrilo vigila en un campo de arena.
Penetro en el agua, me sumerjo en las ondas;
mi corazón no teme a la corriente;
para mí el agua es tan segura como la tierra.
Soy fuerte porque así me hace su amor,
capaz de desafiar los peligros del golfo."




No hay comentarios:

Publicar un comentario