sábado, 13 de febrero de 2016

LA VIDA COTIDIANA EN EGIPTO EN TIEMPOS DE LOS RAMSES





LA VIDA COTIDIANA EN EGIPTO EN TIEMPOS DE LOS RAMSES
Pierre Montet
Toda la Antigüedad se inclinó ante el eterno Egipto. Cuando nació a la historia lo hizo ya como un cuerpo consolidado (fronteras, tipo de Estado, creencias, gustos artísticos), precocidad que no igualó ni Mesopotamia, su gran rival en el amanecer de la cultura. De allí extrajeron los griegos gran parte de sus mitos (y hasta el nombre de Tebas, la de las cien puertas, se repetirá en la Cadmea beocia de sólo siete). Los pueblos del Egeo intentaron copiar sus monumentos y proporcionaron así a toda el área mediterránea, y aún más lejos, esas ciclópeas construcciones megalíticas. Mitannis e hititas creyeron por un momento poder situarse a su altura, pero sólo fueron dos ejemplos de la efímera vida que los imperios del Próximo Oriente alcanzaron. Los hebreos se formaron como pueblo en las orillas del Nilo, y la nostalgia de una esclavitud casi dorada fue el obstáculo mayor para persistir en su búsqueda de la tierra prometida, sin descartar el posible origen egipcio de ese mismo ideal religioso. Los ''Pueblos del Mar'', poco después, eligieron la tierra de Ramsés III como punto de llegada tras su periplo, perdidas las suyas ante el empuje indoeuropeo; derrotados por el ejército y la marina del faraón, éste los aprovecha convirtiéndolos en soldados propios, cuya lealtad posterior justificó tan generoso comportamiento. Asirios y persas lo conquistaron con cierta facilidad, pero esa integración política, breve, no afectó para nada a su autonomía cultural, en el más amplio sentido. Herodoto primero, luego Platón, bucearon en la sabiduría custodiada por sus sacerdotes y de este modo aquél pudo ser llamado el ''padre de la Historia'' y el filósofo nos transmitió la enigmática leyenda de la ''Atlántida''. Más tarde, macedonios y romanos lo explotaron en su beneficio, pero no sólo desistieron de imponerles sus creencias sino que se vieron invadidos por las suyas. Este mundo, a la vez orgulloso y cerrado, autosuficiente gracias a su memoria histórica, sólo desaparecerá cuando el vendaval islámico lo arrase y lo integre en un nuevo ámbito de fanatismo uniformizador; apenas persistirá un residuo, hilo conductor de gran valor para su reconstrucción, la minoría copta. Hoy, sin embargo, en pocos lugares es tan evidente el divorcio entre un pasado, testimoniado por las Pirámides y los templos, y un presente protagonizado por los alminares. No sería descartable un nuevo incendio de la Biblioteca de Alejandria en nombre del fundamentalismo. Es también un Egipto cerrado, pero con valores contrapuestos a aquéllos que le dieron esplendor y que hicieron del egipcio antiguo un pueblo pacífico, artísticamente creativo y piadoso no sólo con los dioses, sino también, y sobre todo, con los seres humanos.
Para Montet, arqueólogo francés de la saga de los Mariette y Maspero, la gran dificultad al abordar este libro estribaba, según confiesa, en la elección del momento, en la selección de la etapa más representativa de ''lo egipcio''. Podría haber sido el Imperio Antiguo, y no faltaban para ello materiales (Pirámides, textos, mobiliario, sistema de creencias); es lógico descartar las épocas de dominación extranjera, pues la figura del faraón es fundamental en la comprensión de la vida egipcia. Al decidirse por el Imperio Nuevo, y en concreto por el período correspondiente a la XIX Dinastía, la Ramésida, con referencias obligadas a su predecesora (con acontecimientos tan importantes como el imperialismo de Thutmés III en Siria o las reformas religiosas de Akhenatón), el autor enriquece sus posibilidades de ilustrarnos, pues ese Imperio presenta el doble carácter de restaurador de los valores del Antiguo y de innovador en ciertos aspectos formales como es el caso de la sustitución de los enterramientos en Pirámides por los hipogeos del Valle de los Reyes. De pretenderse una síntesis lo más completa posible, no hay duda del acierto al decantarse por esos siglos de finales del segundo milenio, fase de madurez de la cultura egipcia coetánea de la guerra de Troya y anterior con mucho a la fundación de Cádiz, Roma o Cártago. Es la modernidad de Egipto insertada cronológicamente en un mundo mediterráneo muy alejado todavía del comienzo de su historia.
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http://personales.ya.com/rpmg/cga/libcomhis/node54.html

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